Como mencionamos al principio de nuestro proyecto, el jabón casero se hace a partir de aceite (en nuestro caso, aceite usado para así poder reciclarlo), agua y sosa cáustica, gracias a la saponificación. Sin embargo, hay diferentes procesos para su elaboración. En esta entrada hablaremos de la elaboración de jabón en caliente, la cual sigue los siguientes pasos:
1) Saponificación: En una caldera con forma cónica, se vierte el aceite y se comienza a fundir. Posteriormente, se agrega lejía y se comienza a agitar la mezcla con vapor de agua inyectado directamente en el líquido. Tras 4 horas, el jabón ya está formado.
2) Salado: Consiste en vertir sobre la mezcla una solución concentrada de sal, ya que el jabón es insoluble en agua salada, haciendo que este ascienda por su menor densidad y se separe de la glicerina. Al cabo de unas horas, se extrae la mezcla de glicerol y agua, quedando así sólo el jabón.
3) Cocción: A este jabón se le añade nuevamente más sosa cáustica para completas la saponificación, y se vuelve a calentar. Al enfriarse, se diferencian claramente dos capas: la de jabón y la de lejía. Se le añade agua al jabón y vuelve a cocerse, eliminando así los restos de lejía, glicerina y sal que puedan haber quedado.
4) Amasado: En esta fase se tiene como objetivo crear un jabón con una textura homogénea, y además, se le añade a la mezcla colorantes, perfumes y resinas para favorecer la formación de espuma.
5) Moldeado: Se vierte el jabón líquido en unos moldes, que pueden ser adquiridos especialmente para ello o reciclado (como tetrabricks de leche, zumo, etc) y se espera a que se enfríe y solidifique.
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