Los sumerios, hace unos 3000 años a.C. ya fabricaban el jabón, hervían diversos álcalis juntos y utilizaban su residuo para lavarse, mientras que los egipcios pretendían tratar las enfermedades cutáneas y además ambicionaban una higiene personal, por lo que se bañaban regularmente.
Sobre el año 2.000 a.C datan las inscripciones que en la antigua Babilonia ya se usaba un método para producir jabón, que consistía en hervir cenizas con grasas.
En el siglo 6 a.C. los fenicios lo utilizaban para limpiar las fibras textiles de lanas y algodón.
Más tarde, los griegos utilizaban cenizas, piedra pómez y arcilla y untaban sus cuerpos con aceites para asearse. Y con agua de los arroyos lavaban la ropa.
Los romanos se daban baños muy lujosos y muy largos. La leyenda romana cuenta que en el Monte Sapo (de donde el jabón tomó su nombre: saponificación)se sacrificaban animales. La grasa derretida y las cenizas de madera eran mezcladas por la lluvia y llevadas al suelo arcilloso del río Tíber. Allí las mujeres comenzaron a usar esta mezcla porque hacía que sus lavados fueran más fáciles. En el siglo I d. C Plinio, naturalista e historiador romano, expone en unos escritos que antiguos pueblos germanos conocían un jabón blando, y que los galos utilizaban un jabón duro. Él habla del uso de la sal común para endurecer las barras de jabón. En el siglo II d.C un médico griego, llamado Galeno, recomendaba el uso del jabón para usos medicinales y de limpieza.
En el siglo VII en Savona (Italia) se elaboraba un jabón a base de aceite de oliva, que también se hacía en España y era conocido como “Jabón de Castilla”. También aparece un jabón llamado “Jabón de Marsella”, que era preparado a partir de grasas vegetales y huesos(ricos en potasio).
Se cuenta que la primera industria jabonera la implantaron los árabes en Sevilla sobre el siglo XI. Estas fábricas se llamaban almonas. En algunos reinos, como el castellano , era patrimonio del Rey la producción del jabón.
En la Edad Media, el jabón dejó de usarse, y debido a esto la higiene empeoró. Por este motivo llegó el inicio de la epidemia de las grandes pestes.
En el siglo XVII volvió a verse la higiene como algo importante, pero solo en los monasterios se conocía el procedimiento para la obtención del jabón. Gradualmente se usó para el afeitado, para hacer champú y lavar la ropa. Italia, España y Francia fueron los primeros estados en tener una alta producción de jabón, pero debido a los altos impuestos pocas personas se los podían permitir. Químicos de todas partes desarrollaron diversas técnicas industriales para la fabricación de este producto.
En el año 1783, Carl Wilhelm Scheele, químico sueco, hirvió aceite de olvia con óxido de plomo, que produjo la glicerina( a la que llamó Ölsüss).
Sin embargo la grasa escaseaba por la época de la primera guerra mundial. Esto conllevó a que los químicos usaran sustancias sintéticas (conocidos actualmente como detergentes) que si se combinan con sales minerales producen unas sustancias que contaminan nuestro ambiente, como el fosfato. Estos jabones artificiales los hemos estado usando durante mucho tiempo pero son perjudiciales para el medio ambiente y pueden serlo también para nuestra salud.
En el siglo XVIII, Leblanc consiguió obtener sintéticamente el carbonato sódico por un método nuevo. Esto hizo que la industria diera un gran paso y que mejorara bastante. Solvay también desarrolla otros métodos para la obtención de la sosa cáustica. Y por último en el siglo XIX Michel Eugène Chevreul investigó sobre la naturaleza de las grasas. De esta manera descubrió que las grasas simples se descomponen en presencia de un álcali y forman los ácidos grasos y los gliceroles.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses desarrollaron un tipo de jabón que podía utilizarse con agua del mar, pensando en los marines destinados en el Pacífico: así nació el jabón dermatológico, el menos agresivo de todos los jabones y en día se conocen un sinfín de variedades sin perder la esencia de un buen producto jabonoso el de remover la grasa y la suciedad contribuyendo con la higiene personal. Más tarde, el jabón comienza a sustituirse por el detergente progresivamente.
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